Unas catalanas de Murcia en Madrid

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Si esperáis un post morboso relacionado con el 9N, siento deciros que os vais a quedar con las ganas… No hablaré del sentimiento nacionalista, ni de política, ni de corrupción, ni de economía… Lo haré todo más simple y sencillo y es que en realidad es solo eso, unas catalanas en Madrid, o quizás la palabra sería, es todo eso?

Y no creáis que estas catalanas compartimos ideologías, en absoluto, no podríamos ser más distintas entre nosotras, y nos encendemos tocando según que temas, por supuesto, pero preferimos quedarnos con otras cosas. Siempre dicen que no hay que hablar de religión, ni de política, ni de fútbol en según que círculos. El fútbol ha logrado peleas, si, pero la religión y la política a veces han llegado a guerras… Aunque en muchos hogares también hay tremendas guerras para quedarse con el mando a distancia del televisor. Somos raros y curiosos los seres humanos. A veces somos de bofetada, otras de abrazo. Quédate con lo último y adéntrate en esta corta historia:

«La gente normalmente presume de cerrar los bares. Si, estamos hablando de gente normal y ya sabéis que yo de eso no uso…
El fin de semana pasado nos fuimos a Madrid 4 catalanas con sed de emociones fuera de Barcelona, la queremos, pero la tenemos MUY vista.

Si tengo que ser sincera me gusta serle infiel a mi ciudad con Madrid, de la que hace años que estoy enamorada, y mi sueño sería poderlas compaginar en un futuro, quién sabe…

Estuve una temporada viviendo allí, y cuando vuelvo me gusta pasear por las mismas calles, entrar a los mismos antros o «garitos» que tantos momentos me guardan.

La primera noche celebramos Halloween entre canarios, yo de viuda alegre (no me he casado y ya voy matando a mis maridos) y mis amigas de barceloninas sosas (vale, si, Irene se animó con los cuernos de diablesa)

Dormíamos 3 en una cama de matrimonio. Una con tapones en las orejas y antifaz… A Irene le tocó el sofá porque en teoría había traído un saco de dormir. Fue preciosa su cara al ver que lo que se pensaba que era su saco de dormir era en realidad un anorak del mismo tejido.
A falta de saco durmió las dos noches con su anorak abrochado y con la bufanda de cuadros tapándose las piernas que le colgaban del sofá debido a su escaso tamaño. No hablaré de los calcetines agujereados… Esa imagen era un poema pero mi vida dependía de colgar o no la foto y quiero volver más veces a Madrid…

El sábado al mediodía ellas se perdieron por Malasaña (literalmente), yo me fui a comer con mi amiga Carmen, sus 5 hijos y su hermana a Pozuelo.
Una de esas 5 criaturas es mi ahijada Lucía, que tiene 3 añitos y me ve de uvas a peras, pero cuando me ve me llama por mi nombre, y con eso ya me doy por satisfecha.
Cuando acabamos de comer fuimos a casa de Carmen y acabamos cantando dentro de un jacuzzi vacío la canción Un día de mierda de Sidonie con una guitarra de las Monster High. Cosas que solo pasan en Madrid…

La noche del sábado empezó en la plaza de Santa Ana cuando todas las lentorras estuvieron pintadas como puertas y vestidas como… Da igual. Después de que un taxista nos dejara abandonadas en una dirección incorrecta decidimos decir que éramos de Murcia, no se muy bien el porqué. pero hay posibilidades de que pasemos algún fin de semana allí. Nos ha picado la curiosidad. (Y desde aquí, todo mi apoyo a la gente de Murcia y mi más sentido pésame por la tragedia de ayer.)

«No será usted de Murcia, no?» le preguntamos al nuevo taxista que nos rescató. «Nosotras si, qué playas más bonitas oiga» luego era cuando una se dirigía a otra en catalán y el plan se iba al carajo.
Si, todo el mundo nos preguntaba por el 9N, y si no nos lo preguntaban mis amigas ya sacaban el tema. Yo odio hablar de política pero ellas se sumergían en conversaciones interminables fuera de la discoteca al lado de una estufa que más que una estufa era una estafa. Te acercas y te quemas, te apartas y te congelas. Extremos.

Nos enamoramos de todos los barbas de la discoteca. Donde hay pelo hay alegría, claro que si.

Cerramos la discoteca y abrimos un bar. No, no tiene sentido, pero fue así.

– A ver, aquí la gente no desayuna en el Bopan o algo después de la fiesta?
-No, pero os podemos abrir un bar.

Y así fue como unos chicos muy majos adoptaron a unas chicas muy majas que no querían irse a casa tan pronto (o tan tarde).
En ese bar ( Los Plomez, calle Alenza 30) algunos desayunaron copazos, otras Nestea (menos guasa con el Nestea que tengo una amiga a la que la emborracha) el vaso de agua del grifo lo rechacé, iba a hablarles de los gérmenes pero Irene me dio un codazo.

No derramamos ninguna lágrima al ir hacia al aeropuerto, pero estuvimos a punto, y más aun cuando el vuelo de Vueling salió con cierto retraso…

Las murcianas volvieron a Barcelona, y empezó nuestro día de mierda, soñando con los recuerdos de nuestro fin de semana y siendo conscientes de la suerte que tenemos de tenernos, de saber disfrutar, de reírnos con la vida en desayunos de copas con quién nos quiera hacer buena compañía.

 

UN DÍA DE MIERDA

(Letra y Música: Marc Ros)

Hoy será un día de mierda
Y toda la culpa será mía
Hoy será un día de mierda
Estoy tan cansado que ni puedo llorar

Te mandé un mensaje ebrio
Con las primeras luces del domingo
Santo dios como me arrepiento
Me responderás educada y será peor

La pizza está quemándose en el horno
Me quedo en el sofá mirando el rostro
Que se refleja en el televisor

Me pongo a ver El Apartamento
Para escapar de mi maldito tiempo
Para olvidar que has vuelto a Madrid

No está mal esta melodía
Me recuerda a algo del ‘72
Ojalá que no sea un plagio
Pero qué más da solo quiero silbar

 

 

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