Nunca lo he escondido, más bien presumo de ello: yo nací en La Habana. ¿Cómo? ¿Pero esta tía no era de Barcelona? Ok. Voy a matizar: YO RENACÍ EN LA HABANA.
Son muchas las historias, personas y litros de ron que me unen a Cuba, pero ya hacía 4 años que no recibían mi visita.
Ante semejante problema tenía que encontrar rápidamente una excusa que me lanzara en un abrir y cerrar de ojos hacia el Malecón de esa tierra de puros habanos. Muy fácil, la solución estaba delante de mi desde el mes de marzo: mi libro. Si, últimamente toda mi vida gira entorno de ese conjunto de papeles con letras impresas en ellos. Ya dije que era un hijo-libro, por lo tanto es normal que solo tenga ojos por y para él. L´amour.
Quién haya leído el libro (que espero que seáis unos cuantos después de daros tanto el coñazo) sabréis que hay un capítulo dedicado a Cuba y a su gente, mi gente. Si ellos eran protagonistas de parte de mi libro, y parte de mi vida, se merecían también que algunos ejemplares pudieran caer en sus manos. Y así fue. Mi madre y yo hemos viajado a Cuba para llevarles el libro a personas importantes y especiales en nuestras vidas.
No intento haceros creer que solo hemos hecho de palomas mensajeras y no hemos disfrutado de estos días de merecidas vacaciones, para nada, pero si que os diré que la playa solo la pisamos dos días!!! Demasiados amigos que visitar… Aunque me colé en una casa a la que no estaba invitada por su dueño: la casa de Ernest Hemingway. Quizás si yo hubiera nacido unos cuantos años antes… y hubiera pasado por ahí… quizás… hubiera recibido una invitación formal para bañarme desnuda en su piscina como solía hacer Ava Gardner.
A estos días de relax (que con lo que nos hemos llegado a mover de relax no han tenido nada) también hay que restarle los días de mi bajón de tensión. Me solidaricé un montón con los cortes de luz de la Habana Vieja, y decidí apagar también mis baterías. Ya sé que tengo unas cuantas limitaciones, pero jode bastante cuando esas limitaciones te persiguen allá donde vayas. En fin.
Y la típica pregunta que no me habéis hecho, porque de momento no estamos conectados telepáticamente, aunque tiempo al tiempo, os la voy a contestar. Las cosas siguen sin cambiar allá en La Habana, aunque hayan tapado agujeros (y nunca mejor dicho, porque mira que hay baches en esas calles y carreteras) las cosas siguen igual, el hambre, la escasez de productos básicos, los cortes de agua y luz… Como Cuba «está de moda» y los recursos brillan por su ausencia no os podéis ni imaginar el problema que significa encontrar agua embotellada INCLUSO para un turista.
Siguen teniendo la surte de ser como son, felices y optimistas y no amargados y quejicas como nosotros, aquellos que tampoco estamos tan mal…
PD: Este jueves (16 de junio) estaré presentando el libro en el Museu de l´art de la pell de Vic a las 19h acompañada de PEP SALA, cor de noies NÀIADES, Josep Ma Riba, Sebastià Rosell, Xavier Farrés, Laila Karrouch y Enric Bosch.
PD2: Si en realidad la pregunta que telepáticamente queríais hacerme era la también típica de : ¿Qué tal con los cubanos? y mirada perversa más guiño de ojos os contestaré: HASTA EL PRÓXIMO LUNES BONITOS LECTORES!!! 😉