El año pasado celebré Fin de Año dos veces. Si, me gusta celebrar las cosas, pero tampoco es necesario pasarse, con una vez tenía suficiente, pero una vez más las cosas no salen como una las planea.
Yo estaba en medio del trasplante, normalmente consta de dos ingresos, uno fue en octubre y el otro tenía que ser en diciembre.
Tenía todos los números para pasar en el hospital las fiestas de Navidad y en el pack también estaba incluido Fin de Año.
Enfadada con el mundo, una vez más decidí anticiparme a los acontecimientos, pasarle la mano por la cara al destino y sacarle la lengua por una vez. Así que decidí organizar un Fin de Año en mi casa en pleno octubre. Y poderle decir a quién sea el que siempre me toca eso que no suena (me refiero al el destino, si) Toma, jódete! Yo ya he celebrado Fin de Año.
Invité a mis amigos más íntimos, unas 15 personas, mamá y yo nos encargamos de la cena. A mi madre «le encanta» cocinar… La tuve como una esclava haciendo lo más elaborado, yo me creí Ferran Adrià y quise experimentar con los canapés. Supongo que la gente tenía hambre y por eso se los comió, yo no los toqué ni con un palo.
De postre habían cupcakes de Caro y turrones Suchard, tres mil kg, las Navidades pasadas no me dejaron comer y ese año me había comido los pendientes. Empecé a comer turrón en agosto, el día de Fin de Año anticipado ya tenía sobredosis y me provocaba urticaria el solo hecho de estar cerca de ellos.
Les pedí a mis invitados que trajeran uvas o lo que fuese que comiesen durante las campanadas. Claro, iban a haber campanadas, era un Fin de Año con todas las de la ley.
Mi amiga Ana se trajo ganchitos, muy navideño si, decía que comer uvas en octubre con unas campanadas falsas daba mal fario. Otra se trajo una mandarina… Mi amigo Kike le pidió a su madre que le comprara uvas, el chico se las dejó en casa…
Los demás comimos Lacasitos.
Buscamos las campanadas en youtube, yo quería unas con Ana Obregón, mi modelo a seguir en esta vida, mis amigas querían a Ramón García, así que elegimos unas del 2005 en las que estaban los dos. Si señores, un viernes de octubre entramos en el 2005…
Silvia se había encargado del cotillón, lo fue a comprar después de salir del despacho y de desearles a todos sus compañeros una feliz Nochevieja. No, no la despidieron, debe de ser porque es muy buena abogada.
Así que pudimos hacer el idiota con matasuegras, espumillón, sombreritos y demás cosas sin sentido que se hacen estás noches también sin sentido.
Me sentí afortunada de que mis amigos se prestaran a hacer esa tontería por mi, que se entregaran y lo dieran todo en ese Fin de Año falso, y es así como te das cuenta de que por mucha mala suerte que tenga en algunos momentos ellos hacen magia y los convierten en momentos inolvidables.
Pero con las energías de este mundo no hay que jugar, siempre te sale el tiro por la culata… Imaginaros mi cara cuando me dijeron que por unas pruebas que habían salido mal no podrían ingresarme para acabar con el trasplante hasta marzo. MARZO??? Si Tanit, pero podrás pasar las fiestas en casa.
A ver, como explico yo que a mi las fiestas me daban igual (estaba a punto de escribir palabras malsonantes pero me he aguntado, en ese momento no fui tan fina y delicada, habéis visto la niña del exorcista? Pues así me puse) yo lo que quería era terminar con ese sufrimiento que me comía interiormente desde que me dijeron que tenían que hacerme ese puto tratamiento. Las fiestas están sobrevaloradas, cuando tu vida es feliz es una excusa más para hacer el ganso (cosa que a mi se me da de película) pero cuando uno está mal las Navidades son una tortura, parece que el mundo se ría de ti, oye tienes que estar contenta que es Navidad! Claro, claro, no me calientes que se donde vives y puedo quemarte el árbol.
Estuve unos día tirada en el sofá cual colilla. Muy enfadada, pero mucho, mucho.
No me levanté de él hasta la Nochevieja de verdad, la que celebran el resto de los mortales que están bien de la azotea.
Silvia había organizado una cena en su casa, me apetecía cero, pero me obligaron a vestirme (me puse mis mejores galas cual tronista en su final) e intenté sonreir como si todo fuera fantástico.
Volví pronto a casa. Mi fin de año anticipado había sido mejor. Me estoy planteando repetirlo otra vez… Y es que las cosas hay que hacerlas cuando apetecen y no cuando se debe… o no?
PD: aprovecho el post de hoy para seguir con mi campaña de vacunación contra la gripe. Habrá un post dedicado a los valientes que se dejen pinchar para que los bajitos de defensas no pillemos una gripe que nos deje como una caquita. Si alguien se anima y además se hace una foto que me la mande a tanit_tb@hotmail.com y la publicaré en ese post. Seguro que la enfermera en cuestión alucinará un poco, pero es que vosotros también lleváis más de un gramo de locura en las venas. Gracias precios@s.